Ver para creer
FUENTE: http://artemioestrella.wordpress.com/
Imagina que vives en una cueva en total oscuridad, allí has estado desde tu nacimiento, no conoces nada más. Y el premio por disfrutar tu estancia en la cueva, es salir de ella algún día.
Llega ese algún día y sales de la cueva que te esclavizaba, esclavizaba parte de tu sentir, te privaba de una porción de la realidad.
¿Es acaso ese plano abierto, fuera de la cueva la realidad? O ¿es solo la forma en que percibimos a la realidad?
¿En realidad el color verde, es verde?
Dice la ciencia que los perros ven en blanco y negro, la estructura de sus ojos no es capaz de descomponer la luz como lo harían los nuestros. Los toros no distinguen entre un capote rojo y un azul marino.
Algunos piensan que las águilas tienen aumento en sus ojos, pero no es así. Los ojos de las águilas descomponen la luz en mayores frecuencias, por tanto ven una mayor gama de colores.
La realidad allí está, nuestras percepciones no nos dan cuenta total de la realidad. No podemos oír todo lo que un perro es capaz, ni tampoco oler.
Pasan los años y la tecnología se miniaturiza cada vez. Llegará el día en que no sea necesario un trasplante de corneas para que algunos ciegos puedan ver, ya habrá ojos electrónicos con mayor resolución que los humanos. Incluso existirán personas que desearan cambiarse de ojos, para así poder ver la misma realidad pero en diferente perspectiva.
Que fantástico sería poder ver a detalle las facciones de una persona a cien metros de distancia. En la noche se podrían configurar los ojos para tener visión nocturna y en días de intenso sol, eliminar la saturación lumínica.
Nuestros sentidos solo nos hablan de una parte de la realidad. ¿Habrá algo más que no conozcamos?, Algo que está allí pero no podemos percibir, porque tal vez no tengamos ese sentido necesario para detectarlo.
Tal vez, nuestro cuerpo sea esa cueva, esa cueva en la que estamos encerrados y si aprovechamos los recursos que se nos han dado, posiblemente algún día se nos permita salir de ella.
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