Diario de un hombre solo (DOMINGO)
DOMINGO ...
El perro y yo hemos hecho las paces.
Nos quedamos en la cama viendo la tele, donde aparece gente comiendo toda clase de manjares deliciosos.
A los dos se nos hizo la boca agua.
Estamos débiles y de mal humor.
Esta mañana he comido algo del tazón del perro.
A ninguno de los dos nos ha gustado.
Hoy si tendré que ducharme, afeitarme, peinarme, prepararle algo de comer al perro, sacarlo a pasear, lavar los platos, arreglar la casa, ir de compras y hacer varias cosas más, pero estoy hecho una piltrafa.
Siento como que me caigo y que se me empaña la vista.
El perro ha dejado de menear la cola.
En un supremo esfuerzo de conservación, hemos salido casi a rastras en busca de un restaurante, nuestro instinto de supervivencia ha podido más que nuestro agotamiento.
Encontramos un restaurante y estuvimos allí más de una hora, comiendo viandas exquisitas en distintos platos.
Después nos hospedamos en un hotel.
El cuarto está limpio, arreglado y es muy acogedor.
He encontrado la solución perfecta para mantener la casa impecable.
Me pregunto si a mi esposa alguna vez se le ha ocurrido hacer lo mismo.
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