Gestiónate como una empresa
El corazón. El corazón es un cabrón y un bocazas. Cuando ve a cierta persona se pone a gritar el desgraciado "quiero ese, quiero ese" como un mocoso de cinco años en una tienda de caramelos. Deberíamos amordazarlo, maniatarlo y colgarlo de un gancho como un jamón diciéndole "tú, a callar mientras analizo los pros y los contras de ese tío". Pero, ¿alguno o alguna tiene la sangre fría de hacerlo? Es que yo no. Y deberíamos. Así que, siguiendo con mi devoción a mi profesor de Economía de la Empresa, hoy os presento una propuesta : análisis de recursos y capacidades aplicado a las relaciones personales.
Bien, creo que más de uno y más de dos se habrán quedado con la misma cara que yo ayer al oirlo por primera vez, cara de pez fuera del agua. Besuguillos todos, mejor os lo explico más despacio (y que me perdonen las economistas que me leen). Tenemos que empezar primero a pensar en nosotros mismos como una empresa y preguntarnos por nuestras capacidades (qué es lo que mejor sabemos hacer) y nuestros recursos (qué es lo que tenemos). Hay algunos que saben escuchar muy bien, otros que saben hacer reir a los demás hasta en los pozos más oscuros. Hay algunos que son organizadores natos, creativos brillantes o incluso personas tranquilas. Todo se puede considerar una capacidad, incluso los chistes malos. Todos tenemos nuestras capacidades y nuestros recursos, que cada uno coja papel y lápiz y escriba qué sabe hacer. Aunque parezcan defectos, apuntadlo todo.
Ahora miremos fuera. Ya nos hemos analizado despacio y lo más objetivamente posible, lo siguiente que necesitamos son unos objetivos. Buscamos un mercado adecuado a nuestras capacidades. Ahí suele radicar nuestro problema, un problema de elección. No sabemos elegir bien nuestros mercados y desperdiciamos nuestro tiempo y esfuerzo en inversiones equivocadas. Es como querer ser jugador profesional de baloncesto midiendo 1.50 o querer ser modelo de tallas grandes con una 36. Hay para cosas que no estamos hechos y para eso hemos hecho el análisis anterior. Si se te da bien escuchar, búscate una persona con cosas que decir y a la que le guste hablar, no a un tímido patologico. Si eres muy organizado, no busques alguien tan organizado o más que tú porque, a menos que vuestro sistema de organización coincida (que sereis felices como perdices, perdices con un nido muy bien organizado), será un choque de trenes de alta velocidad. Si eres una persona nerviosa, por favor, busca alguien calmado o acabareis los dos en el manicomio. Sin embargo, existen ciertos tipos de personas a evitar, da igual las capacidades de que dispongas. Da igual que seas la Madre Teresa y tengas halo de santa, olvídate de torturados, desgraciados, manipuladores y demas bichos. Hasta que no dispongamos de un certificado de penales emocionales, habrá que seguir arriesgandose pero hay que intentar estar atentos.
¿Habeis visto el concepto? Espero que sí. Ya sé que es algo difícil, muchas veces imposible porque el desgraciado del corazón no calla ni debajo del agua pero merece la pena intentarlo, ¿no creeis?
FUENTE: http://ladykworld.blogspot.com/
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Lady K -